pero casi cualquier frase puede vulgarizarse si se añade “si sabes a lo que me refiero” al final. Por ejemplo: hice té esta mañana, si sabes a qué me refiero.
¡Maldita sea, mi mano ya está cansada! - ni siquiera puedes imaginar lo ambigua que es esta frase... - no, entendiste todo mal... Solo estaba ayudando a un amigo... - ¡Solo te estás burlando de mi imaginación!