- ¿Cuéntame cómo se volvió loca tu esposa? - Viajamos por las montañas, donde hay un hermoso eco. pero la esposa está acostumbrada a tener siempre la última palabra...
-Te declaran culpable, ¿tu última palabra? -Camarada juez, tengo un gato hambriento en casa, no habrá quien le dé de comer. -¿Por qué te quedaste en silencio? Estás completamente justificado.
pero casi cualquier frase puede vulgarizarse si se añade “si sabes a lo que me refiero” al final. Por ejemplo: hice té esta mañana, si sabes a qué me refiero.