La primera persona arrestada por exceso de velocidad fue el británico Walter Arnold. El 28 de enero de 1896, a pesar del límite de velocidad de 3 km/h, el maníaco corrió a una velocidad de 12 km/h. El valiente policía lo persiguió en bicicleta y logró alcanzar al matón.
-¿Cásate conmigo? -¡El hombre con el que me case debe ser valiente e inteligente! -¿No recuerdas cómo te salvé cuando te estabas ahogando? -Bueno, sí, eres valiente, pero eso no significa que seas inteligente. -¿Quién crees que volcó el barco?