Un panecillo francés fresco - crujido, el cráneo de un enemigo - crujido, una bola de nieve bajo tus pies - crujido, pero la articulación de tu rodilla - no crujir. ¿Puedo tener otro traumatólogo?
y en lo más alto de los toboganes, donde los remolques casi se detienen, hay que poner a un hombre con un mono y una llave inglesa para que grite a lo lejos: "¡Deténganlos! ¡Allí está todo roto!". y - vámonos...