De niños nos reíamos: “¡Homero, qué perdedor eres!” y ahora miras: tiene trabajo, una esposa amorosa, hijos geniales, una vida llena de aventuras, incluso ha estado en el espacio... ¿y quién es el perdedor aquí?
Soy una chica hermosa y no te necesito: ¡un simple administrador de sistemas sin apartamento y sin Bentley! Necesito un hombre de negocios guapo con una villa en España. Ya está, chao perdedor, me tengo que ir, ya llega mi autobús..