Tenía muchas ganas de dejar de fumar, pero no podía hacerlo yo mismo. Fui a la iglesia y le pedí ayuda a Dios. Hace una semana descubrí que tengo tuberculosis. La quimioterapia no sólo hace que usted no quiera fumar, sino que el humo incluso le da ganas de vomitar. -¡no gracías!