Los sociólogos han observado que, tras recoger un hilo del suelo que la aspiradora no pudo aspirar, 2 de cada 3 hombres lo tiran hacia atrás para darle otra oportunidad a la aspiradora.
A pesar de todos los artilugios, las misiones de robots a Marte y los éxitos de los avances tecnológicos, el corazón todavía da un vuelco ante la velocidad con la que desaparece el cable de una aspiradora al pulsar un botón.