Desde que comencé a empaquetar mi basura así, mis vecinos me respetan. dicen "buenos días" con una sonrisa y mantienen el volumen de la música muy bajo.
La primera vez atrapé con la mano la mosca que el gato llevaba media hora persiguiendo y se la tiré delante de la nariz. A juzgar por la mirada, me respetó por primera vez.